Este proyecto no es erótico. Es íntimo.
Es la forma más brutalmente honesta de retratar la introspección.
En el susurro silencioso del ser, donde emociones y pensamientos más íntimos se despojan de toda cobertura, emerge «Desnuda», una colección que captura la esencia pura de la vulnerabilidad humana y la introspección. Esta serie de ilustraciones, simbolizadas con los íconos de la baraja, nos invita a adentrarnos en las sombras de nuestra existencia, explorando la complejidad y riqueza de la experiencia humana
Aquí empieza el viaje.
No hay ropa, pero tampoco defensa.
Solo un cuerpo que late con vergüenza y valor.
El corazón, despojado de su armadura, se atreve a sentirse sin permiso.
Late fuerte, no por amor, sino por miedo a ser visto tal como es.
Lo más vulnerable no es lo que mostramos, sino lo que sentimos cuando lo mostramos.
Hubo un brillo, alguna vez.
Una forma perfecta de sentirse digno, pulido, entero.
Pero se extravió entre dudas, culpa y comparación.
Ahora, este cuerpo encorvado busca entre las ruinas su propia luz.
No hay mapa, solo el eco de lo que fue.
No se trata de encontrar el diamante, sino de recordar que siempre estuvo dentro.
No hay victoria sin ruptura.
La pica, símbolo de fuerza, aparece quebrada en su centro.
Esta figura no lucha, cicatriza.
Cada línea tensa es una confesión de lo que dolió.
Pero también, de lo que resistió.
No todo lo roto está perdido. A veces, ahí empieza la verdad.
El azar no lo acompañó.
Y sin embargo, florece.
Este cuerpo, extendido, no espera suerte ni salvación.
Solo ofrece lo que le queda: presencia.
Desnudo, sí. Pero también libre.
Ser uno mismo, aunque nadie mire, es el acto más radical de esperanza.
Te atreves a quedarte contigo?